Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte celebra ceremonias de titulación

Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte celebra ceremonias de titulación

Un total de 57 egresados y egresadas de la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, obtuvieron su certificado de título esta semana, en dos ceremonias desarrolladas en el Salón de Honor de la PUCV, ubicado en la Casa Central. En concreto, la Unidad Académica tituló a 44 nuevos
ingenieros en Construcción y 23 ingenieros de Transporte, quienes recibieron su título en
compañía de su familia, amigos y de sus, ahora, colegas.

Ambas instancias fueron encabezadas por el director de la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte, Dr. Hernán Pinto Arancet, y contaron con la presencia del vicerrector de Desarrollo, Jorge Mendoza Baeza.


En representación de los titulados de Ingeniería en Construcción, Pilar Allendes, alumna destacada, recordó con nostalgia y reconoció el valor de su paso y el de sus compañeros por la Universidad: “La universidad es nuestro primer logro, donde aprendimos conocimientos y disciplina, adquirimos confianza y valor, para nuestro siguiente paso…destacarnos como profesionales íntegros, con valores sólidos, los futuros líderes con una mirada puesta en el desarrollo del país”.


Por su parte, Macarena Pombo, titulada de Ingeniería en Transporte, se dirigió a sus compañeros y compartió el sentido de alcanzar la meta de finalizar la etapa del pregrado:
“Lo que nos reúne aquí son esos sueños e ilusiones de vida que fuimos compartiendo, y que poco a poco se van concretando y transformando en nuevos propósitos que nacen.
Tal vez hace unos años, la meta era obtener un azul en el certamen… ahora es encontrar un trabajo que nos llene y nos impulse a crecer como profesionales y también como personas. Es en este momento, cuando reconocemos la importancia del camino que recorrimos para alcanzar nuestros objetivos. Como dice una frase que se escucha por ahí:
El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre sólo con las piernas sino también con el corazón.